El nuevo álbum del cantante -tras el debut con Manuel Lombo (2006), Siete pormenores (2008) y la antología navideña Cante,incienso y mirra (2009)- acerca al intérprete un poco más al terreno del jondo, género en el que se formó bajo la tutela de la mecenas Cristina Heeren desde su Fundación. «El álbum es muy aflamencado aunque todo el mundo sabe que lo que hago no es flamenco ortodoxo tal como yo entiendo este estilo, pero sí es verdad que este trabajo se acerca más a este terreno», explica Lombo, que presentará «un compendio de canciones inéditas» junto con dos versiones, una de la copla Soleá de mis pesares y su versión del clásico Qué sabe nadie, «del maestro Raphael». Para estos temas, el cantante se acompañará de siete músicos: violín, violoncelo, contrabajo, percusión, piano y dos guitarras flamencas; y se acompañará sólo de las seis cuerdas para acometer «una parte flamenca» con la que hará un guiño a esta vertiente de su repetorio y formación.
No en vano, el artista participó en el espectáculo de baile La Gloria de mi mare, de La Choni en la pasada Bienal de Sevilla y tiene tres citas programadas, en Málaga, Córdoba y Cádiz, con un repertorio esencialmente jondo. Y es que Lombo no renuncia -ni obvia- su naturaleza flamenca, más allá de la copla que ha dominado hasta ahora sus producciones. «El flamenco forma parte de mi carrera artística y siempre viene conmigo. Este año participaré, Dios mediante, en la programación de Flamenco viene del Sur y ojalá esto signifique un paso para tener mi propio espectáculo en la próxima Bienal».