El día 9 de Marzo de 1989, a las ocho de la tarde se reúnen en los salones parroquiales de Nuestra Señora del Amparo, tras invitación del Párroco, las personas que al margen se cita, para tratar la problemática suscitada sobre una futura hermandad en nuestra Parroquia. Después de un diálogo sobre las múltiples expectativas existentes en nuestra feligresía sobre la creación de una hermandad y del análisis pormenorizado de un grupo de personas ajenas totalmente a esta Parroquia, y en un estado avanzado sobre la creación e implantación de una hermandad al margen y en contra de las necesidades, directrices y acciones más urgentes (construcción del nuevo templo) pastorales de nuestra parroquia: Expuesto lo cuál se determina lo siguiente: a) Reunirnos después de Semana Santa para seguir estudiando el problema. b) Constituirnos en grupo para encauzar y discernir cristianamente lo mejor sobre la futura hermandad. c) Comenzar el estudio sobre los siguientes documentos: – Documentos de los obispos del Sur sobre Hermandades y Cofradías. – Ultima encíclica papal «los laicos cristianos». – Decreto dictando normas diocesanas para hermandades y cofradías. d) Estudiar y resolver la situación de la hermandad del Cautivo que pertenece canónicamente a esta Parroquia y que durante el periodo en que acusó la falta de templo se trasladó a la Parroquia del Rocío. Sin más que tratar se levantó la sesión a las nueve y veinte de la noche, de todo lo cuál yo como secretario doy fe. El secretario. Fernando Fernández. Fdo. Fernando J. Fernández. El Párroco. Antonio Borrego. Fdo. D. Antonio Borrego. Desde luego, varios asuntos nos llaman la atención en esta pequeña acta fundacional cuyo contenido total no hemos querido hurtar a nuestros lectores: 1)En primer lugar, destaca que existía un proyecto previo para fundar una hermandad. El caso es que los feligreses más comprometidos no consideraron que los propósitos de los impulsores de esta idea respondían a las necesidades y expectativas de la parroquia. De todas formas la existencia de este designio los llevó a considerar que convenía fundar una cofradía. Todo ello nos lleva a una pequeña reflexión, dado que el asunto la creación de nuevas hermandades se ha tomado en las diócesis andaluzas en un problema a veces de difícil solución. Muchas se crean con el apoyo incondicional o con reservas del respectivo párroco, otras, en cambio, no cuentan con esta ayuda por diversos motivos. Algunas empiezan a posesionar de forma totalmente ilegal. A ello pueden sumarse inconvenientes que provengan de otras cofradías, en ocasiones incluso de los Consejos de Hermandades. De especial dificultad es el caso de ciudades como Sevilla, donde existen numerosas cofradías de Semana Santa, y donde muchas nuevas pretenden hacer estación en estos días encontrándose, lógicamente, con aprietos de todo tipo que intentan limar ante el Consejo de Hermandades y las autoridades eclesiásticas. En este caso que tratamos encontramos en primer lugar un proyecto previo, que se considero no conveniente, pero, en cambio, se optó por impulsar otro con el pleno apoyo del párroco y la colaboración de muchos de los feligreses más cercanos. 2)Con todo lo anterior el paso siguiente fue decidir reunirse tras la Semana Santa y constituir un grupo para «encauzar y discernir cristianamente lo mejor sobre la futura hermandad». La anterior expresión nos proporciona, desde luego, una idea de lo que, desde el primer momento, ha pretendido ser la corporación: una confraternidad plenamente insertada en la vida de la Iglesia local y, más concretamente, en su comunidad parroquial. 3)En tercer lugar hay que decir que los reunidos decidieron empezar el estudio de diversos documentos del episcopado andaluz sobre hermandades, de la encíclica de Juan Pablo lI, «Laici Christiani» y de las normas diocesanas para este tipo de asociaciones. Todo ello en un evidente camino de integración en la Iglesia diocesana y universal, que ya antes hemos apuntado. 4) Por último se decidió estudiar la situación de la Hermandad del Cautivo, que había residido en la antigua parroquia. Siguiendo con la historia hay que anotar que en reunión del 6 de abril de 1989 se decidió visitar al arcipreste para presentarle formalmente al grupo. En la siguiente del 26 de mayo se planteó ya la participación de mujeres. Se vuelve también a reiterar la idea clave de que los hermanos debían estar permanentemente unidos a la vida parroquial, lo cual se completa con la preocupación que se manifiesta que la hermandad debería formar catequistas y jóvenes cristianos. En la del 29 de junio se dispuso esperar a la finalización de las obras del templo para contactar con el Vicario General y comenzar a estructurar la cofradía. Posteriormente, el 14 de septiembre; se elaboran las razones que se deben exponer al arcipreste y a programar las reuniones que se tenían que celebrar con diversas entidades una vez inaugurado el templo. Se pretendía, por tanto, contactar ya con las demás cofradías de la ciudad y con el organismo que las aunaba, el Consejo. Ya el 16 de marzo de 1990 se decide que D. José López García redacte el texto para informar al arzobispo y se comunica que en diciembre el párroco se reunió con el arcipreste y se entrevistó con el Consejo. El día 30 de marzo el Señor Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, bendijo la nueva iglesia. En reunión del 10 de junio D. José López propone que se trajera como punto del próximo orden del día la elección de los posibles títulos. Se menciona ya el de Santa Cena, que se consideraba muy cercano a la evidente pretensión de fundar una Cofradía Sacramental y que, al fin, ha sido el adoptado. Pasa más de un año sin celebrarse nueva reunión y en la que tiene lugar el 6 de junio de 1991 se decide elaborar una solicitud dirigida al Vicario General, D. Antonio Domínguez Valverde, a fin de obtener la aprobación de la corporación como Agrupación Parroquial. Ya antes se le había dirigido una carta el 22 de febrero. D. Fernando Isorna, delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, aprobó la organización de este grupo de feligreses como «Agrupación Parroquial». En el cabildo, de 20 de junio de 1991 se especifica que la cofradía es mixta, formada por hermanos y hermanas. Es importante resaltar que para su buen gobierno se nombra ya una junta gestora compuesta por cuatro cargos. Se designa para presidente a D. Juan Delgado García, como tesorero a D. Rafael Durán Palacios, como vicepresidente a D. José Gómez Martín y como secretaria a D. Alicia López Cabello. Se intenta, por otro lado, que la asociación tenga el carácter de pro hermandad. A su vez se habla en esta reunión de un tema en ninguna manera anecdótico: el nombre que debe llevar la imagen de la Virgen. D. José López propone que tenía que denominarse con el mismo que corresponde a la Parroquia: Ntra. Sra. del Amparo. En cambio, ya se encontraba decidido cual iba ser el momento evangélico que se iba a escoger para el primer paso, concretamente el de la Institución de la Eucaristía, la Santa Cena, en lo cual existía un acuerdo unánime. Desde una óptica eclesial, pensando en lo más favorable para que la cofradía cumpliera con ese fin fundamental que es ofrecer una catequesis visual al pueblo de Dos Hermanas durante los días santos de la Semana de Pasión, los hermanos intentaron ofrecer a la contemplación de los fieles un momento fundamental de la vida del Salvador, el de la Santa Cena, aquel en que Cristo nos deja el Memorial de su Pasión. El engarce con el culto a Jesús vivo en la Hostia, a Cristo presente en el Santísimo Sacramento del Altar, propio de una Hermandad Sacramental, se refuerza con la adopción de este título, meditado por un lado pero aceptado sin reservas ni fisuras por otro. Algo más complicado fue la establecer el correspondiente a la Virgen. Volviendo a la reunión hay que anotar que el párroco, D. Antonio Borrego, propuso que se intentara conseguir que se apuntaran quinientos hermanos. Siguiendo con la historia, hay que decir que, en reunión del 12 de septiembre se estableció que la bolsa de caridad de la hermandad ayudaría a Cáritas Parroquial pero, primordialmente, se dedicaría a auxiliar a los hermanos, lo cual, por otro lado, es la costumbre general aunque normalmente, como es sabido, este apartado de la vida de las cofradías suele rebasar los límites estrictos de cada una y extenderse hacia todo el que así lo necesite. En reunión del 10 de octubre se da cuenta de que hay que acudir a Sevilla y presentar un programa de actividades e informar sobre los cargos, como paso previo para que se establezca la creación de la pro hermandad. El 25 de octubre se notifica de que el 29 de octubre se celebraría una reunión con el vicario general tras haber hablado antes con D. Fernando Isorna. El 15 de noviembre se refieren las actas a varios asuntos de interés ya que, en primer lugar, se decide anunciar a los feligreses el inicio y desarrollo de la corporación a través de carteles, hablando directamente a las familias usando el censo de la barriada o de otros modos. Se trata, pues, de una labor propagandística, tan importante en el inicio de cualquier obra humana. Pero nos importa mucho lo que se decide sobre el nombre de la Virgen. Los hermanos consideraban obvio que debía denominarse Ntra. Sra. del Amparo. Ahora bien, igualmente pensaban que ya existía una imagen penitencial de igual advocación en Dos Hermanas, la que venera la Cofradía de Ntro. Padre Jesús de Pasión de las Portadas, y que, por tanto, debería llevar un segundo título. Se mencionan dos: Consuelo y Refugio. Ambos nos remiten a la letanía lauretana del Santo Rosario, a María Consoladora de los afligidos y Refugio de los pecadores. Ninguno de los dos fue a la postre adoptado. Pero en un tercer lugar, tanto el párroco como D. José López, expusieron que sería conveniente adoptar un nuevo misterio que hiciera ilusión a la Pasión de Cristo «…y que justifique además la salida del paso de la Virgen ya que seria incongruente acompañar el paso de la Santa Cena con un paso de Palio. Un ejemplo precioso lo tenemos en el Cristo de la Humildad de Sevilla». Muchas ideas podemos obtener de este párrafo. Se estimaba oportuno adoptar un título pasionista para una nueva imagen cristífera y se pensaba a la vez que así se justificaría mejor la existencia de Dolorosa, de una efigie de María transida pena y dolor, que acompañara a su Hijo en un paso de palio. Se piensa para llamar a la nueva imagen en el Santo Cristo de la Humildad de la sevillana Hermandad de la Cena. El modelo sevillano siempre se encuentra presente en el desarrollo de nuestra Semana Santa, a pesar de las innegables peculiaridades que tiene ésta. Recordemos que la Cofradía de Jesús del Gran Poder la fundan unos nazarenos devotos del Señor de Sevilla; que el título de Ntra. Sra. de la Esperanza es adoptado en la Hermandad del Cautivo por influencia de un trianero, D. José Pérez Iborra, que había sido miembro de la junta de gobierno de María Stma. de la Esperanza de Triana; Que la imagen nazarena de Jesús de la Pasión se encuentra íntimamente ligada, por diversas razones históricas, muy curiosas e importantes por cierto, a su homónima sevillana, etc. El caso de esta nueva corporación es similar aunque no sólo hay que resaltar las coincidencias sino también las diferencias. Por último destaca en esta reunión que se habla del día en que debe posesionar, pensándose en el Jueves y el Viernes Santo. En cabildo del 13 de diciembre se decide acudir al Palacio Arzobispal el día 19 para apresurar los trámites, debido a que no se había recibido contestación tras haber entregado los documentos necesarios para constituir la asociación pro hermandad. La siguiente reunión, que se celebra el 27 de diciembre se nos revela interesantísima pues en ella se refiere que se había recibido una carta de la autoridad eclesiástica en la que se notifica que se debía presentar lo antes posible un título. En principio los reunidos no se ponían de acuerdo si éste debían elegirlo ellos o todos los hermanos. Anta la premura se decide atajar y que los presentes elijan la denominación. Y lo cierto es que las razones que se dan para esta actitud parecen muy convincentes. En primer lugar los hermanos sabían ya de antemano que se trataba de una Hermandad Sacramental. A su vez se les había comunicado que se daría culto a Jesús cuando instituyó el Memorial de su Pasión. En un tercer momento se reflexionó sobre lo que ya hemos apuntado antes. Lo copiamos literalmente: «3)Teniendo en cuenta que la Sagrada Cena es un momento eucarístico y no misterio en si, debíamos de introducir otro pero que permitiese la salida posterior del paso de palio. De ahí que se eligió una representación similar a la de la Hermandad sevillana, de la que queremos ser un poco sus seguidores e hijos, al tomarlo como modelo a seguir en este aspecto». Ciertamente existen Cofradías de la Santa Cena a las que acompaña una imagen de María y no procesiona ningún otra imagen de Cristo pero, de todas formas, resulta llamativa y, sobre todo, da idea del celo por el culto divino que movió a estos esforzados cofrades de los primeros tiempos el que se pretendiera, como de hecho se ha conseguido, venerar a Jesús en Sagrada Cena, esperando humildemente el momento de su Crucifixión y a María Dolorosa. En cuarto lugar se presenta muy diáfana la justificación del primer título con el que se intentó se llamará la Virgen: Amparo y Esperanza. Por un lado se estimó que ya que la parroquia estaba dedicada a Ntra. Sra. del Amparo la Virgen debía llamarse así. Por otro. tanto Dª María Cabello Marín como su hija, Dª Alicia López Cabello, la muy eficaz secretaria de esta época, alegan tres razones para la denominación. Primeramente que la hermandad se estaba consolidando en un tiempo de esperanza como es la Navidad. En segundo lugar que la Esperanza es una de las tres virtudes teologales, es decir, una de las virtudes sobrenaturales infusas que no pertenecen a la esencia humana sino que el Creador nos las da en su libre comunicación por gracia y que se dirige a El igual que la Fe y la Caridad. Ya sabemos que una Fe vivida en plenitud lleva aparejada la virtud de la Esperanza. No se puede creer en Dios careciendo de ella. Ambas virtudes, como sabemos, se complementan. El creer en Dios supone una espera en El pero tampoco es posible esperar en Dios y en sus promesas salvíficas, sin tener en cuenta que descubrimos la confortadora realidad de estas promesas por medio de la Fe. La Fe muestra al hombre las metas de su Esperanza y la posibilidad de llegar a buen término. De ahí que estas hermanas digan que «…siendo la esperanza una de las tres virtudes teologales, es importante que habite siempre entre nosotros y nos ayude a ser cada día más humanos y más comprometidos con nuestra fe en Cristo». Creemos, con certeza, que en este momento se supo captar de una manera simple o más o menos complicada y elaborada, no es lo más importante, toda la hondura teológica de la relación entre ambas virtudes, que la Iglesia considera que son, junto a la Caridad, preciosos dones que Dios hace a su creación predilecta: el hombre. En un tercer lugar aparece una razón histórica que se consideraba de bastante peso: la Hermandad Sacramental de Ntro. Padre Jesús Cautivo y María Stma. de la Esperanza, residente ya -desde 1980- en la Parroquia de Ntra. Sra. del Rocío había estado establecida en el templo y se pensó que seria un «…acto loable y digno de admiración el que nuestra Virgen también lleve ese nombre». Empezando ya1992 en el cabildo del 11 de enero destaca que se pretende establecer Un programa a seguir de diez puntos y tomar contacto con la sevillana Hermandad de la Cena, que se piensa que podría apadrinar a » esta nueva » fundación. Igualmente resalta que se hace mención a la buena acogida que los feligreses habían dado al titulo. Hay que acentuar que se planeó posesionar primero a la Virgen, luego a Jesús Humillado y posteriormente a la Cena. A la hora de la verdad este paso es el primero que hará estación por las calles nazarenas. El 8 de febrero se menciona que ha llegado la autorización para funcionar como agrupación parroquial. En efecto por decreto del 14 de enero de 1992 el Vicario General del arzobispado de Sevilla, D. Antonio Domínguez Valverde, concedió su licencia para constituir la citada «Agrupación Parroquial de la Sagrada Cena, Jesús Humillado y Ntra., Señora del Amparo y Esperanza. Con la misma fecha por otro decreto el Vicario nombra Junta de Gobierno de la Agrupación Parroquial formada por los siguientes miembros: Presidente, el Cura Párroco D. Antonio Borrego Cobos; Vice-presidente, D. José Gómez Martin; Tesorero, D. Rafael Durán Palacios; Secretaria, Dª Alicia López Cabello y Vocales Dª María Cabello Marín, D. Juan Delgado García, D. José Díaz Díaz, D. Antonio Gómez Jiménez, D. Rafael Guillén Carret, D. José López García, D. Rafael López Monge, Dª Isabel María Mantilla Rodríguez y D. Enrique Terrón Repiso. También se establece en el decreto que el presidente, el párroco en este caso, podía delegar sus funciones en cualquier otro si lo estimaba conveniente y que el tiempo de mandato de la Agrupación(sic) se fijaba en tres años. El día 21 de febrero se celebra cabildo general para informar a todos los hermanos de lo acontecido y en el cual se decide celebrar una misa de acción de gracias el 27 de febrero. En la nueva reunión ordinaria del 7 de marzo se establece seguir con la tarea propagandística entre los feligreses. es este un punto primordial dado el claro deseo de que la corporación fuera una hermandad íntimamente unida a su parroquia. en este mismo sentido, D. Antonio Borrego explica como debe ser una cofradía de este tipo. Como sabemos, en paridad, en todas tendría que apreciarse con claridad este carácter pero muchas veces las circunstancias lo impiden. En esta línea también se pensó en organizar charlas formativas para los cofrades. No se descuido tampoco la parte económica y se fijo una cuota de 800 pesetas para los menores de 14 años y de 1600 para el resto. En cabildo del 27 de marzo se menciona que la Hermandad de la Sagrada Cena de Sevilla ha enviado una carta de apoyo ofreciendo su ayuda. Se establece también que los veintitrés hermanos de la gestora sean considerados hermanos fundadores. En el acta del 7 de mayo se designa un grupo para crear el sello y el escudo de la corporación. Dentro del interés por la formación de los hermanos destaca que se pretende crear un boletín informativo. A su vez se nombra una comisión para asistir a las reuniones sacramentales en 1993 con motivo del Congreso Eucarístico de Sevilla. Pero resulta sobre todo interesante, por las consecuencias que traería, que se pretende mudar la advocación de la Virgen ya que se estima que los dos títulos que lleva lo ostentan ya imágenes penitenciales nazarenas. Concretamente Ntra. Madre y Señora del Amparo es titular de la Hermandad de Jesús de Pasión de Las Portadas y María Santísima de la Esperanza de la de Jesús Cautivo. Acaba el año 1992 con una reunión del 11 de junio en la que se deciden presentar las varias propuestas de escudo que existen y se da cuenta de que se ha elaborado ya el antes citado boletín. El año 1993 no se celebran reuniones. Ciertamente parece extraño que la cofradía que funcionaba con tanto ímpetu vea reducidas sus actividades en este año. En su pequeño resumen sobre la vida de la hermandad la secretaria Dª Alicia López Cabello se pregunta: ¿Qué pasó en 1993?. La siguiente reunión se celebra el 12 de noviembre de 1994 lo cual quiere decir que durante este año las actividades parece que también se ralentizaron en exceso. En este cabildo vuelve a comprobarse el entusiasmo que animaba a estos nazarenos. Lo primero que se afirma es que la cofradía debe prepararse para ser hermandad en 1995 y posesionar dignamente por vez primera en 1997, fin que a la postre no se consiguió. Lo cierto es que se trata de una reunión que destaca por los puntos que en ella se tratan. Se habla de que un grupo de hermanos redactaba las reglas. También se refiere que el 8 de diciembre se bendeciría al Cristo de la Sagrada Cena y se pondría en besamanos a la Virgen que había sido bendecida en verano. Como sabemos, las efigies son obras del imaginero sevillano Miguel Bejarano . Es importante apuntar que se refleja que el nombre de ésta ya había sido cambiado y se titulaba Ntra. Sra. del Amparo y Compasión, uniendo así, como podemos comprobar, el título de la Parroquia con el de la Congregación de Religiosas de Ntra. Sra. de la Compasión, tan unidas a esta Parroquia. Se hace hincapié en que las imágenes pertenecen a la Parroquia y los enseres a la hermandad. La procesión se celebraría el Jueves Santo tras los Oficios del día. En la cuestión económica, que no puede ser olvidada en la vida de ninguna cofradía, se incide en que se comenzará a organizar rifas como medio de financiación. En la reunión del día 2 de diciembre se lee el escrito que se envió a los hermanos para que acudieran al acto del día de la Purísima. A la vez se enseña a los presentes la corona, el puñal y la cruz pectoral de la Virgen y las potencias de Jesús de la Cena que estrenarían en la citada fecha. También se les informa de que Miguel Bejarano ejecutaría todas las imágenes: Jesús de la Cena y su Apostolado, Jesús Humillado y la Virgen. También se informa de que vestiría a la Virgen el bordador sevillano José Ramón Paleteiro. Destaca que se le llama camarero y no vestidor. De todas formas ambos términos son totalmente válidos. El 3 de diciembre se reunieron los jóvenes y se comprometieron a repartir las octavillas donde se invitaba a la bendición. Entrando ya en el año 1995, encontramos un primer cabildo de 17 de febrero en el que se anota que las reglas habían sido repartidas a todos los hermanos para que pudieran introducir las modificaciones oportunas, También se apunta que la cofradía trataba de adoptar un himno propio y se presenta el escudo ya terminado. Pero sobre todo ocupaba a los hermanos la terminación de la parroquia y la construcción de la Casa Hermandad que había comenzado en el mismo 1995. Siguiendo con la ejecución de los titulares en el acta se refleja que Miguel Bejarano había comenzado ya a realizar el boceto en barro de Jesús Humillado. También se comenta que las túnicas de los nazarenos deberían ser blancas de cola con cinturón de esparto o de capa con cíngulo. Se propone que conste en las reglas que las mujeres que así lo deseasen podían acompañar a los titulares vestidas de mantilla en la tarde del Jueves Santo. El siguiente cabildo general se celebró el 13 de mayo. A él asisten el respetable número de 123 hermanos. Siguiendo con la tónica imperante se destacan dos puntos: que la cofradía debía ser parroquial y sacramental. El párroco resumió brevemente la historia de la corporación. Los cofrades decidieron a su vez, entre cuatro opciones, que características debería tener la túnica de nazareno que iban a vestir en la tarde del Jueves Santo. Eligieron, por mayoría la actual. Una vez fuera reconocida la hermandad el párroco se encargaría de formar la primera junta de gobierno. Por otro lado los hermanos intentarían duplicar su número apuntando a otros nuevos. Dentro de la parte económica destaca que los jóvenes se encargarían de la cobranza de las cuotas. También se informa de que un arquitecto había estudiado la obra de la Casa-Hermandad que deberían realizarla los hermanos. El 13 de mayo de 1995 el párroco solicita por escrito al Vicario General que la hermandad fuera reconocida como tal, tras haberse cumplido el plazo de tres años que se había establecido para que funcionara como Agrupación Parroquial. Esta solicitud no fue aceptada y la vida de la hermandad seguía hacia delante, se comenzaron las obras de la Casa-Hermandad y el imaginero fue entregando las imágenes del apostolado, se contrato la realización del paso para el misterio un impresionante barco, se termino con la ayuda de muchos hermanos y con mucho esfuerzo la Casa-Hermandad y todos estos esfuerzos remataron en el decreto dado el 25 de febrero de 1998, Miércoles de Ceniza, por el cual el Sr. Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, aprueba la erección de la nueva cofradía con el título de «Hermandad Sacramental de la Sagrada Cena, Jesús Humillado y Nuestra Señora del Amparo y Compasión». Por lo que se convierte en Hermandad la Agrupación parroquial constituida con licencia del Vicario General el 14 de enero de 1992. Con el informe favorable de la Vicaría episcopal Este, del Consejo Pastoral del Arciprestazgo de Dos Hermanas, del Consejo Pastoral de la Parroquia y del Consejo de HH. y CC. de la ciudad, nuestro prelado erigió la hermandad una vez aprobadas las nuevas normas diocesanas. Con tan solo cuarenta días por delante la hermandad se prepararía para realizar su primera estación de penitencia, ello ocurrió el día 9 de Abril de 1998 Jueves Santo. La primera estación de penitencia se realizo con el misterio de la última cena, y ya en 1999 posesionaron los tres pasos que componen el cortejo procesional de la hermandad, el misterio de la Sagrada Cena, Jesús Humillado y el palio de Nuestra Señora del Amparo y Compasión.
Fuente: Dos Hermanas Cofrade